
VOMITRONIC
En una longeva explanada azul
No tengo coraje para dejarte,
para olvidarte
intenta poner todo lo de tu parte,
con miedo a acostumbrarme
a este desastre
me cansé de estar lejos,
de saber que estás con otros…
Me vuelves loco,
no puedo evitar recordar
el frío placer que en los labios
otorgas, pero a cualquiera…
¿Y eso quién lo tolera?
¿Me puede contestar algún sabio?
Aunque lo haga, quiero llorar
en una longeva explanada azul
quiero perderme, donde
neuróticos sienten.
Románticos vuelven
con el azar y sus monedas,
con sueños y promesas…
¿Qué están haciendo contigo?
¿Qué hace el centro de tu ombligo?
Ya no controlo tu idioma…
Me olvidé de tu aroma…
Me olvidé de ti
Roma
A 3mm del paraiso
Casi respiro su carne,
su arte
casi respiro
del más profundo núcleo hondo;
ahora puedo susurrar al mundo
que he dormido con la bondad,
que mi sofá apaga...
Y se fue
como respiración que trota por el cuello
hasta la sinuosa cintura.
Creamos una fina película
entre su piel y la mía,
tan fina que cuando le muerda
sentiré placer,
con él lloraré sonrisas de primavera
para decorar el patio pintado por
el cosmos me ahogo.
Sin olfato un aroma
fue vomitado en ese abrazo,
magnético abrazo
que atrae piedra
robando belleza.
Mi primer día
Tu aspecto parece arder
los días se hacen viejos
mi primer día de retorno
seré lo que quiera ser.
Tu luces limpia y clara
como si no pasara nada
mientras lloro en la espalda de la luna...
Tu luces limpia y clara
como si no pasara nada
mientras lloro en la espalda de la luna...
Quizás también quieras llorar
quizás quieras volver a empezar
sin mi, pero mi primer día es hoy
mi primer día para olvidar el final.

Antigua batalla
Otra vez me he cruzado con tus ojos,
tus globos oculares con tus globulos rojos
un nuevo conflicto que no sé desde cuándo
éste no conocernos que ambos sabemos de hace años.
Me regalaste una mirada,
me diste la espalda.
En unos segundos se rinde la batalla,
el caminar de las miradas
se hace lento, y continúa el cuento
de no conocernos y vernos.
La cuneta de mi corazón
Hace días que no escribo,
con el taconeo de mis latidos
golpeándome avanzo
hacia mi entierro,
en él me encierro, ni lecho,
ni techo, ni suelo, ni cielo…
Mi miedo a un error
me llevó a un peor error,
asunto oculto,
tropiezo público,
y tú, ávida en el despecho,
ingrávida soledad en mi pecho.
Mi corazón late en off
con los ardores de una muerte interior
saboreando... No, sufriendo
un amor con sabor a desamor,
hiperventilando un pulso acelerado,
un insistente ritmo cardíaco
de incesante sombra, la última gota
de esa copa me supo a derrota.
Y qué difícil es a ti llegar
que escondes sonrisas
hecha trizas como cenizas
del fénix, y se marchitan
todas las letras de esos poemas que escribí...
Eran para ti…
Tan cerca y tan lejos
como diciembre y enero,
tan joven y tan viejo
como un valiente con miedo,
despertaron con un cielo de grises cubierto,
con un buenos días de silencio o desierto,
que amenazaba pero había nada,
que amenizaba pero hacía nada,
de vista casada
se viste cansada
mi amada decide su asistencia
a mí, solo ella, dirige mi existencia.
Naufrago de bañera
Una de cal y otra de arena,
sin saber cual es la buena
escogí mi condena;
con mi puño y letra
firmé mi sentencia,
mi muerte y mi pena.
La verdad no peca,
ni pica ni vuela
como pájaro que en jaula entra;
pero soy de otra madera,
la cara oculta de la moneda
con la que viejas entrenan su cuenta.
Así, solo así, la novena
me suena como triste esquela,
como silencio de vela;
sin viento en mi vela
soy naufrago de bañera
mientras se congela nuestra última cena.
Trece
Trece campanadas del martillo
contra la campanilla de bronce.
Trece campanadas
para los trece escalones
de madera que conducen
al nudo retorcido de la horca,
sin palabras huecas
hace mucho tiempo que te espero.
Los relojes del templo dieron las doce:
la hora que divide la noche,
la hora que divide el alma...
Ese ruido me perseguirá
toda la eternidad
contaminando inexorablemente mi humanidad.
Profundamente humano
Abriré el desierto de mi mano,
literalmente en canal
para sentir mi savia, mis raices
en papel maché parece
el tiempo un círculo plano, e insisto,
el mito de Pandora que perdura como instinto
de mente dura, mmientras
una jauría de locos que aullan un mantra
de jaula de grillos gri gri
gri grtos y delitos pestilentes, pendulantes,
postulantes a un bukake, suave,
como gota penetrante por mi médula,
ese desgaste me hace más cobarde
como marioneta de una veleta
compuesta de alquímica materia,
efervescente, cada célula en carne viva!!!
Quizás necesite desahuciar a los yonkis
que alojo, lejos pero dentro,
en zulos de lujo, palacios en desuso,
cementerios confusos, terrenos obtusos,
viviendas abandonadas...
Para mí ya no tienen sentido ciertas palabras:
Cucarachas de la medida exacta,
superflua vibraciones la superficie dilata,
sangre se derrama, pestañeo lento;
yo violé ese hipnótico pensamiento
y me sumergí en el centro de mis adentros
donde sentimientos se revuelven como cerdos.
Me pelo como plátano,
como flor me abro,
enfado y falo, de la mierda salgo,
ensayo y fallo, a la piedra amo.
Piedras en mi estómago,
mariposas en mi boca,
sin muecas, sin teatralizar este dolor,
este asco, espasmos, charcos de aspartamo
y espartanos en el tuétano orando
un eclipse de sonrisa, adorando
la caleidoscópica mirada de esta colmena,
reptando por un origami intestinal por mí mismo
y saqué las alas ante el abismo.
Conozco mi sitio, mi lugar,
pero aún no encuentro mi hogar
en este complejo entresijo de espinas,
reciclo mis esquinas en reflejo fijo,
en un flujo seductor de tembloroso líquido.
No puedo huir de mis sentidos,
aunque abandone alguno de mis órganos...
Me siento, así, profundamente humano.
Aprendí a estar solo
Aprendí a estar solo
en el vacío de tus palabras,
tus miradas, cuando más la necesitaba.
Aprendí a estar solo
cuando te conocí
y me sentí mainstream.
Aprendí a estar solo
alejándome de tu nombre,
acompañado de mis errores
en cada "buenas noches"...
Al saber que no habría otro "buenas noches".
Aprendí a estar solo
como los erizos, ya sabéis...
Como la poesía,
como la supremacia de la rutina;
aprendí a estar solo
al saber que no volverías.
Aprendí a estar solo
con la melodía de tu silencio,
un 30 de Febrero,
un 31 de Septiembre,
un 31 de Noviembre,
un 31 de Junio
en un cinco contra uno,
porque disfruté, del silencio...
Escuchando tu silencio.
Aprendí a estar solo
como fuego apartado,
como las cenizas de una sonrisa,
como lo alto en el mundo de los enanos,
como el reloj agotado sin prisa.
Aprendí a estar solo
como punto de partida
de mi vida, de mi olvido.
Aprendí a estar solo
en nuestra despedida.
Aprendí a estar solo
esperándote... Y aún sigo esperando,
sin lujuria ni pecado,
escuchando Alex Ubago...
Aprendí a estar solo,
contigo a mi lado.